Agua que no has de beber – El impacto de los agroquímicos sobre las cuencas media y alta del río

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Video: Tercera entrega del informe.

El ingeniero De Yong señaló que «es un problema muy grave». Apuntó al efecto sobre el principal recurso hídrico de la ciudad. En la tercera entrega de la investigación especial de TD Digital también se analizó el boom de las areneras, la baja en el lecho del río y la falta de control sobre el espacio natural.

«Es espectacular la cantidad de agroquímicos que se coloca en la cuenca media y alta del río» Lo dijo el ingeniero Horacio de Yong, presidente de la Comisión en Defensa de las Costas del Río, al hacer referencia al impacto de la tarea agropecuaria – y en particular con la siembra directa – sobre el principal recurso hídrico de la ciudad.
En la tercera entrega de la investigación especial también se analizó el boom de las areneras, la baja en el lecho del río y la falta de control sobre el espacio natural.
La incidencia del trabajo del hombre y sus intereses individuales es aún más conflictiva por el daño que los agroquímicos podrían estar generando en el río Cuarto.
Son campos sometidos a la siembra directa. Cuando la lluvia arrastra los agroquímicos, el líquido desemboca en el río Seco y desde allí al río Cuarto.
«En este boom con excelentes precios y rindes que tiene el campo solo se debaten las retenciones y no sobre el impacto de los agroquímicos en el río y las napas», opinó la ingeniera Cristina Bologna, ex titular de EMOS.
Por su parte, Mónica Blarasín, geóloga de la Universidad, destacó que «al río pueden llegar contaminantes por problemas de deforestación en la cuenca y el gran uso de agroquímicos».
«También pueden caer residuos por los basurales que se desarrollaron sobre el lecho», indicó.
Blarasín aclaró, de todos modos, que el agua que consumimos no proviene del río sino de sus corrientes subterráneas.
El adecuado proceso de autodepuración del río permite que se eliminen contaminantes. La situación se agrava con las napas subterráneas.
Adriana Cabrera, docente de geológia de la UNRC, admitió que «las corrientes subterráneas son más difíciles de descontaminar».
Entre las leyes, hay trampas y olvidos. A la falta de controles se sumó una amplia zona gris de responsabilidades que el río dejó correr.

Areneras

Además, en la ribera del río, las playas de arena abrazan la corriente de agua durante cientos de kilómetros y son una fuente de jugosos ingresos en tiempos del boom de la construcción.
La consecuencias de extracciones sin regulación son aún imprecisas, aunque condicionan en forma directa la altura de las costas.
«La extracción controlada puede resultar beneficiosa y un ejemplo surgió en la creciente del 2007, cuando no hubo desbordes del agua», explicó De Yong.
Sin embargo, aclaró que «sin control, el daño puede ser muy importante».
Por su parte, Mario Ameri, jefe Operativo de EMOS, resaltó que «la extracción de áridos provocó una bajante del lecho del río en los últimos ríos supera el metro y medio»
«Cuando se hizo la galería filtrante en el año 30 estaba sumergida a 7 metros de profundidad. El agua pasaba por encima. Hoy, accede por los costados y en un muy bajo nivel, el resto se perdió», advirtió.

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